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martes, 8 de febrero de 2011

Parte de la vida consiste en olvidar


Cuando yo decía blanco, a ti te daba más por el negro. Y así pasamos un par de inviernos, queriendo sin querer, pero con algunos problemas de color. Porque yo buscaba y no encontraba. Y tú soñabas sin pensar, que eso en principio no es peligroso, ni muerde, pero jamás supiste en qué momento volver. Y preferiste quedarte donde quisiera que fueses los estúpidos viernes de madrugada. Sin peor intención que encontrar lo que yo buscaba y que no encontraba.
Trocitos de amor desesperados, descompuestos. Esperando ansiosos la oportunidad de querer, sin quererlo. Y ya sabes lo que dicen, que no hay más ciego que el que no quiere ver. Y ojos que no ven, corazón que no siente.  Por eso la venda en los ojos, pensé que sería más sencillo navegar en barco de papel, pero estaba cargado de ideas de bombero jubilado. Luego tampoco me fue tan mal, ¡qué va! Me las arreglé como pude, el truco era no distraerse con los colores brillantes y llamativos que no veía, pero sí percibía. 
Ya al final, al llegar a puerto seguro, descubrí que el blanco, por increíble que parezca, siempre fue blanco. Y el negro… el negro es un color demasiado oscuro.



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