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jueves, 17 de febrero de 2011

¡Me has durado lo mismo que el collar!

Se te va de las manos y no quieres ni pensarlo. El instinto de peligro parece atrofiado, solo funciona en los momentos clave. Quiero una alarma para un tiempo de preparación defensiva. ¡Pum! , Al suelo y hecho pedacitos. No es la primera vez, esos movimientos de pato mareado no son nada prácticos a veces.
Y es Domingo.
Y maldito despiste.
Que deja paso a las sorpresas. Que luego te pillan con la guardia baja. 



¿Cuánto tiempo me dedicas al mes?  ¿Cuánto tiempo invierto en no pensarte?

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