El tiempo pasar, pasa.
Pero las cosas cambian sólo si tú quieres que cambien.
Seis años después, los detalles se perfilan, pero lo que es la base, permanece.
Y la verdad es que no os cambio a ninguno por NADA.
Escúchame, no tengo ganas de gritar. Empiezo a pensar que se me fue de las manos. Pasé de hacer tonterías a cometer locuras. Y eso no era lo peor. Que va. Estuve dando brincos por aquí, por allí, con la panorámica reducida. Con la mente retorcida pero siempre girando en círculos perfectos. Y a estas alturas todos sabemos que la perfección es una palabra de puro marketing. ¿Sabes de estas veces que te empeñas en creer algo? Y todo lo demás es mentira. Todo lo demás está mal. Que nadie se atreva a cambiarte de opinión porque están equivocados. Que nadie intente convencerte de lo contrario. Qué difícil es sacar una idea de la cabeza. Te va comiendo y ya no hay manera de salir. Solo una: darte de morros. Y toda tu película montada se resume en diapositivas mal interpretadas. Y te das cuenta de que hiciste una montaña de un granito de arena. Lo que pareció luz cegadora, era una pequeña vela. Y lo que creíste huella, era un simple reflejo de tus pies.